domingo, 6 de marzo de 2016

CONCLUSIÓN

El teatro barroco español lleva siendo representado desde el siglo XVII y aún a día de hoy tiene una importancia que no me hubiera imaginado.
En la actualidad, la mayoría de representaciones de nuestros teatros nacionales son del Siglo de Oro, más si cabe, se está empezando a divulgar internacionalmente.
Lo que me ha sorprendido gratamente es la idea que tenían algunos autores como Lope por querer que su teatro fuera para todos, no sólo para la clase más culta y elevada de la sociedad, sino para todas aquellas personas que quisieran disfrutar de él.
Sí que cabe destacar la dificultad de sus obras, sobre todo las de Calderón, también hay que decir que nuestra forma de expresarnos y entender el mundo no es la misma que la de ese tiempo. 
Realizar esta serie de actividades ayuda mucho a memorizar y tener las cosas claras, como la relación entre las obras y la vida de los autores, la sociedad, el pensamiento general, etc. Me ha parecido muy interesante cuanta importancia le dan a la honra y el honor, ya no solo por el qué dirán sino por lo interiorizado que tenían dicho valor.
En definitiva, las actividades conllevan una ardua búsqueda pero merecen la pena. Ahora entiendo el por qué de decir que estos son los mejores siglos de la cultura española. Y, sinceramente, estoy totalmente de acuerdo con ello.

REPRESENTACIONES

El Centro Nacional de Teatro Clásico tiene programada la representación de El Alcalde de Zalamea este 2016 hasta finales de julio. Representará en ciudades como Madrid, Logroño, Sevilla, Zaragoza, Barcelona, Valladolid, Valencia, Bogotá y Almagro.

Su elenco está compuesto por:
Rebolledo: David Lorente
Escribano / Soldado 1: Pedro Almagro
Villano / Soldado 2: José Carlos Cuevas
Chispa: Clara Sanchis
Capitán Don Álvaro de Ataide: Jesús Noguero
Sargento: Óscar Zafra
Don Mendo/soldado/villano: Francesco Carril
Nuño/soldado/villano: Álvaro de Juan
Inés/villana: Alba Enríquez
Isabel: Nuria Gallardo
Pedro Crespo: Carmelo Gómez
Juan: Rafa Castejón
Don Lope de Figueroa: Joaquín Notario
Rey/Pelotari/ Villano / Soldado: Egoitz Sánchez
Pelotari/ Villano / Soldado: Alberto Ferrero
Villano / Soldado: Jorge Vicedo
Villano / Soldado: Karol Wisniewski
Soldado/ Tambor: Blanca Agudo
Guitarra: Juan Carlos de Mulder/ Manuel Minguillón
Cantante: Rita Barber                                                                       

Dirigida por: Helena Pimienta


En el verano de 2014 la compañía de teatro Rakatá participó en una gira que se realizó por Europa para fomentar el teatro español. 
Representaron en Inglaterra, Irlanda y Francia tres grandes éxitos del Siglo de Oro español, entre ellos El Alcalde de Zalamea. La compañía Rakatá intenta inculcar el teatro inglés en España y el teatro nacional en países de habla inglesa. Este año, representan en uno de los mejores teatros del mundo que se encuentra en Londres.

MONÓLOGO DE ISABEL



(Sale ISABEL, como llorando.)
ISABEL. 
¡Nunca amanezca a mis ojos
la luz hermosa del día,
                 porque a su sombra no tenga        1790
vergüenza yo de mí misma.
¡Oh, tú, de tantas estrellas
primavera fugitiva,
no des lugar a la aurora,
                    que tu azul campaña pisa,             1795
para que con risa y llanto
borre tu apacible vista,
o ya que ha de ser, que sea
con llanto, mas no con risa!
¡Detente, oh mayor planeta, 1800
más tiempo en la espuma fría
del mar! Deja que una vez
dilate la noche fría
su trémulo imperio; deja
                     que de tu deidad se diga,                1805
atenta a mis ruegos, que es
voluntaria y no precisa.
¿Para qué quieres salir
a ver en la historia mía
la más enorme maldad, 1810
la más fiera tiranía,
que en vergüenza de los hombres
quiere el cielo que se escriba?
Mas, ay de mí!, que parece
que es fiera tu tiranía; 1815
pues desde que te rogué
que te detuvieses, miran
mis ojos tu faz hermosa
descollarse por encima
de los montes. Ay de mí, 1820
que acosada y perseguida
de tantas penas, de tantas
ansias, de tantas impías
fortunas, contra mi honor
se han conjurado tus iras. 1825
¿Qué he de hacer? ¿Dónde he de ir?
Si a mi casa determinan
volver mis erradas plantas,
será dar nueva mancilla
a un anciano padre mío, 1830
que otro bien, otra alegría
no tuvo, sino mirarse
en la clara luna limpia
de mi honor, que hoy, ¡desdichado!,
tan torpe mancha le eclipsa. 1835
Si dejo, por su respeto
y mi temor afligida,
de volver a casa, dejo
abierto el paso a que digan
que fui cómplice en mi infamia; 1840
y ciega e inadvertida
vengo a hacer de la inocencia
acreedora a la malicia.
¡Qué mal hice, qué mal hice
de escaparme fugitiva 1845
de mi hermano! ¿No valiera
más que su cólera altiva
me diera la muerte, cuando
llegó a ver la suerte mía?
Llamarle quiero, que vuelva 1850
con saña más vengativa
y me dé muerte; confusas
voces el eco repita,
diciendo.






El tema de este monólogo es el dolor y humillación, extremadamente triste, que siente Isabel después de su deshonra.
Este monólogo predice el final de la obra, cuando Isabel irá al convento para intentar alejarse de los hombres y limpiar su deshonra.
A raíz de este acontecimiento trágico para la familia, Pedro Crespo, su padre, intenta remediar la situación, ofrece bienes a Don Álvaro para que se case con Isabel, a la que rechaza por ser villana, es decir de clase inferior. Este desprecio enfrenta el honor de toda la familia de Pedro Crespo. En pleno drama familiar, es elegido alcalde de Zalamea y realiza una denuncia a la justicia por la ultrajada Isabel, aún sin poseer poder sobre el militar, Pedro Crespo prende, juzga y hace ajusticiar a Don Álvaro a garrotazos. La trama se resuelve cuando el rey juzga la decisión del alcalde y premia su decisión nombrando a Pedro Crespo alcalde para siempre de Zalamea.

El Alcalde de Zalamea está dividido en 3 jornadas que coinciden con el planteamiento, nudo y desenlace de la trama. La primera y tercera jornada se ajustan al tiempo de acción y duran un día. En cambio, la segunda jornada relata el transcurso de dos días.  
Este monólogo pertenece al principio de la ultima jornada. Tras el cual Isabel encuentra a su padre atado, lo libera y le cuenta lo sucedido.
Es en definitiva, el suceso sobre el que gira toda la trama de la obra: la búsqueda de justicia y honra.  


EL HONOR Y LA HONRA

El honor, es el centro de la mayoría de los conflictos del teatro barroco: 

Es una virtud social. Toda persona está obligada a defender su honra ante la opinión de los demás, pues no sólo hay que ser honrado, sino que sobre todo hay que parecerlo.
El honor es el reflejo de la forma de vida nacional, obsesionada por la pureza de sangre, los llamados cristianos viejos, y la lucha contra conversos, judíos y luteranos.
Para la mentalidad barroca la defensa del honor es el código principal de comportamiento que un individuo debe cumplir para estar integrado en la sociedad. De manera que la honra se identifica con la vida y la deshonra con la muerte.


El honor es uno de los valores más estimados en el Siglo de Oro y aparece en la mayoría de obras dramáticas de ese tiempo. La mujer obligada a conservar su honestidad, ya sea la virginidad o fidelidad, es la causa, casi siempre involuntaria, de los conflictos de honor. La deshonra recae sobre el hombre, ya sea marido, padre, hermano o cualquier familiar directo que deberá vengarla siguiendo las mismas proporciones que la afrenta recibida: si el agravio es secreto, también lo será la venganza; si la deshonrada es soltera, la ofensa se repara con el matrimonio o con la muerte del ofensor. Si la mujer es casada, lo normal es la muerte del galán y de la esposa; aunque si el ofensor es el rey, la venganza se toma sólo sobre la esposa, ya que aquél es intocable. 
En definitiva, sólo hay un camino, la limpieza de la sangre matando al ofensor. Incluso cuando la ofensa se produce por seducir a la dama  la reacción de los familiares o maridos no se produce por celos, rabia o pasión sino por cumplir la obligación social que impone el código del honor.



Se puede encontrar un problema para saber diferenciar honor y honra. El honor es una virtud objetiva, heredada de tus antepasados, como un noble que ha ayudado a ganar una guerra y se le regalan unas tierras que son heredadas por las futuras generaciones. Mientras que la honra es de carácter subjetivo y se alcanza mediante tus propias acciones, por lo que se encuentra relacionado con la opinión de los demás. Además de mantener lo que los demás piensan también tienen que respetarse a sí mismos, es la dignidad.
—Lope simpatiza con lo popular frente a los poderosos, es decir, prefiere que sean personas de la clase popular las que limpien su honor antes que los nobles.  Y —Calderón lleva el tema del honor al extremo. 


lunes, 29 de febrero de 2016

LOPE DE VEGA

El primero que escribe El Alcalde de Zalamea es Lope de Vega, estando su obra datada en 1610 y descubierta en el siglo XIX. Tanto en Lope como en Calderón, El alcalde de Zalamea, además de drama de honor, responde a la categoría de drama histórico –“historia verdadera” lo llama Calderón al final de su versión-. Como es sabido, Lope escenificó en primer lugar el asunto histórico de grandes posibilidades dramáticas, que luego retomó Calderón, apropiándose del tema, de la estructura argumental, de los principales personajes y hasta de algunos versos. 
“Lo que Calderón debe a Lope en El alcalde de Zalamea  no es cualquier cosa accidental o secundaria, sino la idea poética fundamental, el conflicto dramático, el plan, los principales personajes, las situaciones culminantes, y, además, algunos versos enteros y una porción de frases literalmente copiadas” (Menéndez Pelayo,1949). 

También hay que remarcar que esta obra de Lope fue una de las más desdibujadas de toda su carrera, mientras que Calderón la supo adaptar a su estilo y forma y elevarla a la perfección que solo él sabía. Así es como consigue Calderón hacer caer en el olvido esa obra de Lope.
A día de hoy se sabe que ambas obras están basadas en hechos reales, transcurren en Zalamea de la Serena (Badajoz) y que el personaje de Pedro Crespo sí existió.


En cuanto a Lope de Vega:
Lope es un renovador en el género dramático. Compuso, a petición de la Academia de Madrid, el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609). En él expone sus teorías dramáticas:
De las tres unidades -acción, tiempo y lugar-,  sólo aconseja respetar la unidad de acción para mantener la verosimilitud, y rechaza las otras dos, sobre todo en las obras históricas, aconseja la mezcla de lo trágico y lo cómico: de ahí la enorme importancia de la figura del gracioso en su teatro, le da mucha importancia a los sentimientos. Pretende usar un lenguaje apropiado para cada situación y personaje (con ritmo y musicalidad en el verso) y que sea comprensible para el espectador.

Las obras teatrales de Lope de Vega giran en torno a dos temas, el amor y el honor, y su público es de lo más variado, desde el pueblo hasta las personas cultas. De su extensa obra, más de «mil quinientas» según el propio autor, se conservan unas trescientas de atribución segura.
El grupo más numeroso es el de comedias de capa y espada, que van relacionadas a una historia de amor; de tema bíblico e historias de santos, de sucesos históricos españoles...

Sus obras más conocidas son las que tratan los problemas de abusos por parte de los nobles, situaciones frecuentes en el caos político de la España del siglo XV; entre ellas se encuentran La Estrella de Sevilla, Fuente Ovejuna, El mejor alcalde, el rey, Peribáñez y el comendador de Ocaña y El caballero de Olmedo. De tema amoroso son La doncella Teodor, El perro del hortelano, El castigo del discreto, La hermosa fea y La moza de cántaro.
También destacamos: 
El villano en su rincón, El duque de Viseo, Lo fingido verdadero, Amar sin saber a quién, y La dama boba.

domingo, 28 de febrero de 2016

CALDERÓN DE LA BARCA

Pedro Calderón de la Barca nace en Madrid el 17 de enero de 1600.
Fue un sacerdote católico español y caballero de la Orden de Santiago.
Educado en un colegio jesuita, estudia en las universidades de Salamanca y Alcalá, en 1620 abandona sus estudios. 


Tres años después publica su primera obra dramática, Amor, honor y poder. (comedia cortesana) Escrita debido a la visita a Madrid del Príncipe de Gales.

Es testigo de tres reinados; los de Felipe III, Felipe IV y Carlos II.


Es el tercero de cinco hijos de un matrimonio entre un hidalgo y una mujer de origen noble.

Escribe comedias de enredo o capa y espada como: La dama duende y Casa con dos puertas
Dramas de celebración militar como El sitio de Bredá.
Tragedias como El príncipe constante.


Entre 1630 y 1640 Calderón ya es un clásico de su tiempo. Es la década prodigiosa de El Tuzaní de las Alpujarras, que cuenta la sublevación de los moriscos frente a Felipe II; la década de las grandes tragedias biblícas como Los cabellos de Asbalón, y del honor como El médico de su honra o El pintor de su deshonra.
Es también cuando el debate entre honor estamental y virtud personal alcanzan la perfección en El alcalde de Zalamea.
La obra cumbre de este período (quizá de toda su carrera) es La vida es sueño, un drama sobre la libertad del hombre y los límites impuestos por la sociedad.

Durante esta etapa Calderón, de la mano de Olivares, entra en palacio para producir sus primeras obras cortesanas y dirigir las representaciones teatrales. Ya en 1634 el dramaturgo escribe el auto sacramental El nuevo Palacio del Retiro, lugar donde comenzarán a representarse espectáculos con grandes escenarios y decoraciones como El mayor encanto Amor.
Sus servicios al rey se verán recompensados en 1636 cuando reciba de Felipe IV el hábito de Caballero de la Orden de Santiago.

Calderón compone, ya entre 1630 y 1640 los primeros y espléndidos autos sacramentales, de raíz más ética que cristiana como El gran teatro del mundo o La cena del rey Baltasar.

A partir de 1640, se construye un gran Coliseo. Allí la música y el canto, las primeras zarzuelas y óperas del teatro español entran en escena con todo su auge, gracias a escenógrafos italianos como Cosme Lotti y Baccio del Bianco. Son obras como La púrpura de la rosa, La fiera, el rayo y la piedra o Las fortunas de Andrómeda y Perseo.

A esta década de plenitud, le sucede la crisis, la monarquía española es incapaz de mantener la cohesión interior.


Esto se refleja en un significativo cambio de su carrera dramática. Y es que las muertes de la reina Isabel de Borbón y del príncipe Baltasar Carlos y la intolerancia de los moralistas imponen en 1644 el cierre de los teatros públicos durante cinco años. El dramaturgo se queda, sin espacio para el oficio en el que había adquirido fama y prestigio.

Con motivo del Carnaval de 1680 Calderón compondrá la espléndida comedia Hado y divisa de Leónido y Marfisa.
En mayo de 1681, cuando está acabando de componer los autos destinados al Corpus de ese año, Calderón muere.

domingo, 21 de febrero de 2016

LOS CORRALES DE COMEDIA

En el teatro del siglo XVII había tres formas de representar el teatro: el teatro cortesano, el teatro religioso, es decir los autos sacramentales; y los corrales de comedias, que surgen entre los siglos XVI y XVII.
El lugar por excelencia donde se representaba el teatro eran los corrales de comedia, muy populares en la época.


Inicialmente, estos emplazamientos no eran mas que patios interiores de casas, a los que construían un tablado (escenario). Conforme la gente se interesó en acudir a ver representaciones teatrales, el teatro se consolidó como una empresa indiscutible. Esto deriva a la construcción de teatros/corrales propiamente dichos, ya no eran casas para vecinos sino edificios levantados para ser teatros.
Los primeros construidos fueron el de la Cruz en 1574 y el del Príncipe en 1582. Parte de los beneficios que se obtenían iban destinados a obras de caridad, hospitales; sin embargo, a pesar de estas buenas obras los teatros tenían a la Iglesia en su contra. Aún con esta oposición, los teatros contaban con el apoyo de la Corona, primero Felipe III y más tarde Felipe IV. A principios del s.XVII los corrales se municipalizaron, es decir, su gobierno pasa de manos de las Cofradías (que los habían fundado con un fin benéfico) a los ayuntamientos. Los arrendatarios alquilaban los corrales para las representaciones y contrataban a los autores de comedias. Las obras eran publicitadas, como hoy en día. 

Teatro de comedia.
En cuanto a características los teatros de comedia presentaban las siguientes:

  • Las representaciones se representaban durante el día para aprovechar la luz solar.
  • Pasó cierto tiempo hasta que se incorporara el toldo, para evitar zonas de mucho sol, ya que carecía de techo.
  • No había telón por lo que había que recurrir a música o ruidos para hacer saber a los espectadores que la función comenzaba.
  • A estas representaciones acudían todas las clases sociales, desde los más humildes hasta nobles y realeza. Claro está, la nobleza se encontraba separada del resto. Incluso el clero tenía su propio lugar reservado.
  • Se hacían diferencias de género, las mujeres estaban separadas del hombre.
  • La época baja del teatro coincidía con el verano, cuando la temperatura era imposible de soportar. También estaba prohibido representar durante la Cuaresma.
  • Tramoya
  • No había decorados, y si los había eran muy sencillos. Lo único usado era la tramoya, una máquina que servía para las apariciones y efectos especiales.

La estructura de estos lugares era bastante compleja, para dar la máxima cabida posible a los espectadores.
Un corral de comedia consistía en: 

ESCENARIO: levantado en un extremo del corral, a unos dos metros del nivel de la sala. El escenario poseía tres niveles para una mayor verosimilitud en la representación. 
  • Arriba se situaba el balcón, de donde los actores simulaban estar en una casa, más tarde se añadirá otro nivel más, para cuando se refiere a una torre o una montaña.
  • El tablado, era donde normalmente se desarrollaba la acción. Detrás del tablado había un edificio de madera, el vestuario.
  • El foso, del que salían, mediante escotillas o trampillas los actores, normalmente intentando emular a Satán o algún demonio proveniente del inframundo.
HABITACIONES DE LAS CASAS: los aposentos eran alquilados por los nobles para ver el teatro escondidos tras las celosías de las ventanas. Los desvanes y tertulias eran los aposentos más elevados y normalmente estaban reservados al clero o nobleza.

PATIO CENTRAL: la gente modesta veía la representación de pie o sentada en unas gradas que había a los lados del patio. Allí solían estar situados los mosqueteros, que juzgaban la obra a través de sus silbidos o aplausos. A veces también había una media luna, lugar cerca del escenario donde se sentaban personas.

CAZUELA: lugar frente al escenario que se construye para las mujeres, con una entrada independiente para no tener que toparse con los hombres.

ALOJERÍA: lugar donde la gente compraba comida y bebida, se vendía aloja o hidromiel.

Partes del corral de comedia.

Por último, además de los corrales del Príncipe y de la Cruz, los dos situados en Madrid. Cabe mencionar: Doña Elvira, San Pedro y la Montería en Sevilla, Puerta Real de Granada, el corral de Alcalá de Henares, Valencia, Oviedo, Pamplona, Córdoba, Guadalajara, Almagro...

En la actualidad sólo funcionan como espacios teatrales los corrales de comedias de Alcalá de Henares y Almagro, el único corral de comedias conservado en su totalidad.

Corral de comedia de Alcalá de Henares






Corral de comedia de Almagro